conversan con su propio lenguaje

nuevos mundos

Dice Kandinsky (Rusia, 1866-1944) que "el pintar es un choque atronador de mundos diferentes destinados a crear en mutua lucha -y como resultado de ella- el mundo nuevo. Técnicamente, toda obra surge tal como surgió el cosmos: a través de catástrofes que del caótico mugir de los instrumentos terminan por hacer una sinfonía, que recibe el nombre de música de las esferas. Crear una obra es crear un mundo."
Asumo que las fotografías también son sinfonías visuales surgidas de un choque de mundos.

la propiedad compartida

las fotos publicadas en este blog, salvo indicación, fueron ideadas, realizadas y retocadas digitalmente por MagaPaula (mgP). pueden ser usadas, reproducidas y compartidas siempre que se citen autora y fuente. magapaula@gmail.com

adaptada





-Esos cactus le fascinan tanto... –dijo Aoudad-. ¿Por qué? ¿Qué ve en ellos?
-Belleza.
-¿
Éstos? ¡Son todo espinas!
-Amo los cactus. Ojalá pudiera vivir eternamente en un jardín de cactus. –La yema de un dedo tocó una espina-. ¿Sabe que en Manipool no tienen casi ninguna vegetación aparte de plantas suculentas espinosas? Yo no las llamaría cactus, por supuesto, pero el efecto global es el mismo. Es un mundo seco. Cinturones de lluvias alrededor de los polos, y luego una creciente sequedad a medida que uno se aproxima al ecuador. En el ecuador llueve cada mil millones de años y con una frecuencia algo superior en las zonas de clima más moderado.
-¿Nostalgia?
-Sería bastante difícil. Pero allí descubrí la belleza de las espinas.
-¿Las espinas? Te pinchan.
-Eso es parte de su belleza.
-Ahora me recuerda a Chalk –murmuró Aoudad-. Dice que el dolor es instructivo. El dolor es algo beneficioso. Y las espinas son hermosas. Yo prefiero una rosa.
-Los rosales también tienen espinas –observó Burris en voz baja.
Aoudad pareció ponerse algo nervioso.
-Entonces los tulipanes. ¡Los tulipanes!
-La espina no es sino una forma de hoja altamente evolucionada –dijo Burris-. Una adaptación a los ambientes difíciles. Los cactus no pueden permitirse transpirar como lo hacen las plantas con hojas, así que se adaptan. Siento que considere fea una adaptación tan elegante.
-Supongo que nunca he pensado mucho en ello.

Robert
Silverberg, “Espinas” (1967)

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el infierno tan temido

(...) El Gran Kan estaba hojeando ya en su atlas los mapas de las ciudades que amenazan en las pesadillas y en las maldiciones: Enoch, Babilonia, Yahoo, Butua, Brave New World.
Dice:
--Todo es inútil si el último fondeadero no puede ser sino la entrada infernal, y allí en el fondo es donde, en una espiral cada vez más estrecha, nos sorbe la corriente.
Y Polo:
--El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio.

LAS CIUDADES INVISIBLES, Italo Calvino

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